Una tarde de primavera, un parque, el césped, los pájaros cantando y ellos dos riendo. Tumbados a la sombra de un árbol, cerca del lago, en la comodidad de una manta de cuadros roja y negra. Las miradas se buscan, los besos se intercambian. Todo son sonrisas y felicidad. No importa nada más, pues Sara y Mike son felices, se quieren y se tienen el uno al otro. Nada puede destruirles ahora. Nada puede con ellos.
Mike le hace caricias, luego son cosquillas. Ella se retuerce en sus brazos. Nada más importa.